Resiliencia

viernes, 27 de abril de 2007




Volver a atrás, volver de un salto...




¿Es realmente posible retomar el hilo de una vida que ha sido duramente castigado por las tormentas de agua y de sal, de cal y de arena?




¿Es posible después de rompernos en mil pedazos volver a armar el rompecabezas y que todas y cada una de las piezas se conserven intactas y formen exactamente la misma figura sin marcas, sin raspones, sin cicatrices?




¿Acaso no nos deformamos interiormente?




¿ Es entonces posible volver a atrás, volver de un salto?






Secreto a voces

viernes, 20 de abril de 2007



"... A veces es difícil ser
y lo que hay no siempre es lo que es
y lo que es no siempre es lo que ves"

Pedro Guerra- Daniela


Muchos me dijeron que mi blog no los impulsaba a comentar pero nunca dijeron por qué. Entonces decidí subir este texto de Stephen King, para que lo lean y reflexionen... tal vez no sean los "oyentes comprensivos" que creen ser, tal vez yo no sea tan buena narradora...


"Las cosas más importantes son siempre las más difíciles de contar. Son cosas de las que uno se avergüenza, porque las palabras las degradan.
Al formular de manera verbal algo que mentalmente nos parecía ilimitado, lo reducimos a tamaño natural. Claro que eso no es todo, ¿verdad? Todo aquello que consideramos más importante está siempre demasiado cerca de nuestros sentimientos y deseos más recónditos, como marcas hacia un tesoro que los enemigos ansiaran robarnos. Y a veces hacemos revelaciones de este tipo y nos encontramos sólo con la mirada extrañada de la gente que no entiende en absoluto lo que hemos contado, ni por qué nos puede parecer tan importante como para que casi se nos quiebre la voz al contarlo.
Creo que eso es precisamente lo peor. Que el secreto lo siga siendo, no por falta de un narrador, sino por falta de un oyente comprensivo."
Stephen King

Naufragio

Ilustración de Héctor Navarrete

"De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, más irritante para mí ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la Tierra es la de los hombres veraces. Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago, los hombres a quienes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno.

Los he buscado cerca y lejos, entre los artistas y entre los labradores, entre los ingenuos y los "sabios". Como Ibn-Batuta, he tomado el palo del peregrino y hecho vía por el mundo en busca, como él, de los santos de la Tierra, de los hombres de alma especular y serena que reciben la pura reflexión del ser de las cosas.

¡Y he hallado tan pocos, tan pocos, que me ahogo!"


José Ortega y Gasset


No poseo de verdad la vida porque la pierdo en el naufragio y de verdad poseo todo aquello que dejo en casa cuando salgo a navegar...


El resquebrajamiento del yo...

martes, 17 de abril de 2007

Son las máscaras que cambian, que caen, que se transforman en caretas que se deshacen y se cambian por otras máscaras y así sucesivamente… Hasta que un día con los restos de los rostros anteriores, que fueron mutando en sucesivas personalidades y maneras de ocultarse, formamos una “máscareta” que también cambia, se cae y se transforma en una careta que se deshace y se cambia por otra máscara y así sucesivamente.

¿Estoy pero no soy?


"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua."

Rayuela (Cap. 7) Julio Cortázar


Incluso en estos momentos ¿permanecemos con la máscara ocultando nuestro verdadero rostro? O será que ya no es necesario construir una fachada desde nosotros mismos porque el otro es el que nos construye...


Nobleza y perversidad




La máscara es la versión noble de la careta y la careta es la versión perversa de la máscara. Cuando usamos una máscara nos transformamos en otro ser real o imaginario y no cargamos con la connotación negativa de la careta.

La máscara nos permite vivir otras vidas sumergirnos en universos desconocidos y jugar con la posibilidad de no ser descubierto.

Por su parte, la careta cubre lo que no está bien, lo que no debe ver la luz y se oculta tras una fachada endeble puesto que el cartón se moja, se deshace, se cae.

El mundo en que vivimos es un baile de máscaras en el que se cuelan las caretas y donde resulta muy difícil distinguir, a simple vista, una de las otras.


"Quizás sea inoportuno o acaso delirante. Soy de tantas maneras como gente pretenda nomás calificarme."
Silvio Rodriguez- Tocando fondo

La duda de Hamlet

viernes, 13 de abril de 2007


"¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir, dormir, no más!
¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir! ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños nos pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida. ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio!..."


William Shakespeare-Hamlet (Acto III-Escena I)

"Creo que aunque viviésemos doscientos años, habrían puertas nuestras que seguirían cerradas (...) a lo mejor, las puertas que uno puede abrir quizá no sean suficientes para poder expresar de una forma completa quién eres (...)"


José Saramago- El amor posible

La abominable reiteración de los espejos



Pensaba que era mejor no pensar, ser un robot, un androide en el mundo de los maniquíes, cuando para distraerse, para escapar de aquella cárcel de sonidos sin armonía, fue al lavabo.Allí se quedaría dormido y le despertarían los golpes que le daba a la puerta un compañero.
Al salir, vio que un hombre de parecida estatura a la suya se cruzaba con él en el umbral.Algo le chocó de aquel rostro, algo le llamó tremendamente la atención, aunque todavía sus reflejos estaban hibernados.
Luego de retorno a la oficina, metales brillantes, muebles blancos, ordenadores, aséptica y limpia, empezó a penetrar completamente el significado de su absurda desgracia. Todo parecía igual que antes, pero todo había cambiado; los teléfonos sonaban, las fotocopiadoras repitiendo páginas idénticas, los ordenadores los bucles reiterativos de sus fríos programas. Pero, los compañeros, ¿qué había ocurrido con los compañeros?¿Cómo podía ser?, ¿cómo se puede producir un cambio tan absoluto y repentino?, ¿alejarse diez metros, volver, y que todo sea distinto?, ¿darse la vuelta y que todo cambie a nuestra espalda? Cerró los ojos y pensó cuando los abra de nuevo, todo será tan monótono, tan horrible, tan explicable como siempre.
Los abrió y era peor, mucho peor.Vio una sala, vio unas mesas y gente que trabajaba como siempre, pero todos eran idénticos, idénticos a él, con el mismo rostro triste y la misma mirada, con los mismos labios finos y la barbilla saliente. No había ninguna mujer; todos hombres, todos vestidos con la misma chaqueta gris abotonada, hablando con la misma voz, gesticulando del mismo modo, rasgos, andar y ademanes repetidos; era un libro de páginas replicadas, era la abominable reiteración de los espejos.
El tiempo se ralentizó para él como en una moviola como en un tocadiscos falto de revoluciones. Todo perdió unos instantes movimiento y cobró una quietud de fotograma inmóvil.
El silencio planeaba lentamente sobre el mundo como un pájaro gigante y transparente.Sonó un frenazo en la calle. Gritó un perro atropellado y volvieron las impresoras y los timbres y volvió el sonido y su dominio. Fue pasados unos segundos cuando advirtió que sus semejantes no eran completamente iguales; no todo el mundo tenía la misma edad; el paso del tiempo conservaba su huella inexorable.Miró a cada uno de sus compañeros. El botones que traía el almuerzo y llevaba sus dieciocho años a la espalda. El auxiliar que fumaba en la mesa bordeando la treintena.
El oficial cuarentón que contesta al teléfono. Eran como versiones de él mismo, versiones perfectas, copias realizadas en edades distintas. Y el jefe que leía el periódico reclinado en sus cincuenta, debería ser la imagen exacta que surgiría de su cuerpo, cuando pasasen diez años, la imagen del inicio de su futura vejez.Se sentó en su mesa, abrió el diario, empezó a hojearlo.En primera plana, una crónica fotográfica. La policía cargaba contra los manifestantes en una lejana dictadura.
Tanto las fuerzas de orden público como los rebeldes tenían el mismo rostro; sólo los diferenciaba el uniforme y el tiempo.En las páginas de cultura, una reportaje sobre "La Batalla de Tetuán", la conocida obra maestra de Fortuny. Eran dos ejércitos de soldados de plástico, hechos en serie pero vestidos con uniformes distintos; se acuchillaban, se fusilaban, se torturaban hasta el suplicio más atroz, hasta la muerte. En las páginas deportivas, la alineación del equipo nacional con un mismo nombre repetido, una fotografía de la formación con un mismo jugador multicopiado.Y ese policía, ese manifestante, ese soldado español o norteafricano, ese jugador, ese portero, ese entrenador eran él mismo; sólo una diferencia apreciable; el atuendo y el tiempo.
Arrullados por los ritmos mecánicos de la oficina, soñó despierto.Vio una playa gigantesca, infinita como el tiempo.Vio estrellas en el cielo inacabable.Vio burbujas elevarse en una inmensa copa de champán.Vio un tablero ilimitado de ajedrez con incontables peones.
-Señor, señor- Le gritó un cliente.Su mente volvió a concentrarse en lo exterior; de nuevo la sorpresa le horadó con sus dardos imprevistos; el muchacho que estaba delante de su mesa reclamándole un documento, era distinto a él, en nada se le parecía. Pensó que lo habitual retornaba como el flujo marino. Pero no. Todo seguía siendo anómalo, sólo aquel joven resultaba extraño, a causa precisamente de su normalidad.Quiso hablarle pero no le brotaron palabras. Pasaron algunos segundos afilados que se le clavaron en la carne. Después el muchacho sin explicación alguna, se dio la vuelta, se alejó hacia la puerta y echó a correr escalera abajo.
Superada su primera indecisión, no tardaría en seguirlo.Se abría paso entre la multitud indiferenciada. Era una persecución por calles tortuosas y laberínticas. A veces, lo perdía pero acababa encontrándolo siempre.En una plaza solitaria, lo alcanzó. El joven lanzó una oleada de risa. Se acercó a su perseguidor. Lo miró de soslayo y se arrancó la careta.
José Antonio Redondo

El derrumbe de los espejos

lunes, 9 de abril de 2007


"Mientras aprendes debes treparte al escenario

y mostrar tu inexperiencia.

Destino del actor servir de almuerzo a los críticos

mientras hambreas

Extraña alquimia de mentir honestamente

la de mostrar el corazón a través de la ficción y la poesía.

Todo ocurre por medio del cuerpo y la presencia.

Imposible corregir la palabra mal dicha, el gesto ambiguo.

Hoy y aquí, mañana es otra obra, otra gente,

otros ojos bebiendo tus acciones y tus palabras.

Estar presentes, crear el instante,

la emoción, el derrumbe de los espejos.

Pura verdad fingida.

Por eso lo haces, porque es la eternidad

y tú sabes bien que la eternidad no dura."



César Brie